lunes, 13 de julio de 2009

ABAJO EL GOLPE REACCIONARIO EN HONDURAS

ABAJO EL GOLPE REACCIONARIO EN HONDURAS

Poco a poco se va aclarando la conspiración que condujo al golpe de Estado en contra del Presidente Manuel Mel Zelaya. A pesar de que la encuesta sobre la Cuarta Urna planificada para realizarse el 28 de Junio no tenía ningún efecto vinculante, los sectores de la burguesía y de la Iglesia Católica que le adversaban no podían arriesgarse a una demostración de fuerza social que pusiera en peligro el statu quo del antidemocrático sistema bipartidista controlado por el Partido Liberal y el Partido Nacional.

La reacción hondureña
Fieles a su tradición reaccionaria, los altos mandos del ejército hondureño, después de muchas vacilaciones, han propinado un golpe de Estado en contra del presidente Manuel Zelaya, apresándolo y desterrándolo hacia Costa Rica. Los militares han vuelto a asaltar el poder en Honduras, rompiendo 27 años de una frágil democracia excluyente, en donde el Partido Liberal de Zelaya y el Partido Nacional se alternaban en el poder y resolvían sus diferencias por los causes institucionales.

La Cuarta Urna: el detonante
Desde Enero del 2008, el presidente Manuel Zelaya comenzó a inclinarse suavemente hacia los gobiernos de izquierda latinoamericanos, al firmar un convenio con la compañía venezolana PETROCARIBE y adherirse posteriormente a la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), que promueve el presidente Hugo Chávez.

Este giro a la izquierda del presidente Manuel Zelaya acrecentó las contradicciones con otros influyentes sectores de la derecha hondureña, que temen perder los privilegios del poder. En los dos últimos años las contradicciones entre el gobierno de Mel Zelaya y la alianza liderada por Roberto Micheletti, presidente del Congreso Nacional, se mantuvo dentro de los cauces institucionales, pero cada vez más al rojo vivo. Los militares se mantuvieron al margen.

Sin embargo, la propuesta del presidente Manuel Zelaya de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, causo pánico en el otro sector de la burguesía. Ante el escollo que significaba la mayoría de diputados en el Congreso Nacional, que se negaban a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente conforme los mecanismos constitucionales, el presidente Manuel Zelaya impulsó la idea de celebrar una encuesta a nivel nacional, organizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en la que se le preguntaría al pueblo sobre la necesidad de colocar una Cuarta Urna en las elecciones generales de Noviembre del 2009, para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.

La repuesta del otro sector de la alianza en contra de la encuesta de la Cuarta Urna fue contundente: la Iglesia Católica y todas las instituciones del Estado (Fiscalía, Congreso Nacional, Corte Suprema de Justicia, Tribunal Supremo Electoral, etc) cerraron filas en contra de la propuesta de realizar la encuesta sobre la Cuarta Urna.

Los militares se quitaron la mascara
El presidente Manuel Zelaya intentó quebrar el statu quo de los últimos 27 años, apelando a la consulta popular. Mientras esto sucedía, por debajo, en lo más profundo de la sociedad hondureña, comenzó a producirse un cambio en la correlación de fuerzas, favorable a la propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. La cúpula de las Fuerzas Armadas se negó a colaborar y garantizar la logística de la encuesta, produciéndose un abierto enfrentamiento entre Mel Zelaya y el jefe del Ejército, general Romeo Vásquez Velásquez.

La valentía del presidente Manuel Zelaya de destituir al general Romeo Vásquez Velásquez y de llamar a la movilización popular (jueves 25/06/09) para requisar la logística necesaria para la encuesta aceleraron los acontecimientos. Las simpatías de la mayoría de la población, que odia a los militares, amenazaban convertir la encuesta en una gigantesca participación popular que, de haberse realizado, hubiera significado un golpe político mortal, en medio de la campaña electoral, que se produciría en setiembre del 2009

Sin embargo, en un tiempo record y sentando un inusual precedente, la Corte Suprema de Justicia amparó al destituido general Vásquez Velásquez, y el Congreso Nacional votó una resolución desaprobando la conducta del presidente Mel Zelaya. Todas las instituciones del Estado se rebelaron contra el intento del Presidente Zelaya de modificar el statu quo.

No fue una causalidad que, después de dos días de tensa y relativa calma, de intensas negociaciones secretas y de conspiraciones, habiendo obtenido el consenso de las fuerzas armadas, los militares se atrevieron a derrocar el Presidente Zelaya en la madrugada del día 28 de Junio, el mismo día que se iba a realizar la encuesta de la Cuarta Urna.

Micheletti, presidente espurio
Todavía existe mucha confusión sobre la situación en Honduras debido a que los militares han bloqueado el acceso del pueblo a los medios de comunicación masivos. Los golpistas presentaron una carta de supuesta renuncia del presidente Manuel Zelaya al cargo. Queda claro que la nueva dictadura militar pretende legitimarse a través de la elección de un presidente provisional, electo por el Congreso Nacional. Roberto Micheletti, el gran enemigo del presidente Manuel Zelaya, fue electo como el nuevo y espurio presidente de Honduras.

Esta desesperada medida pretende dotar de legitimidad democrática a los golpistas y retornar a la calma social. La elección de Micheletti con dos tercios de los votos de los diputados del Congreso Nacional demuestra que el golpe de Estado fue producto de una tenebrosa conspiración de los sectores burgueses más reaccionarios.

La resistencia
Desde que se dio el golpe el gobierno ha decretado continuos toques de queda y ha declarado el estado de emergencia, sin embrago esto no ha medrado en el animo de la población. Día a día decenas de miles de hondureños se movilizaban en todo el país. Muchos describen esta situación como el inicio a una guerra civil, de un lado los sectores populares y de otro la burguesía reaccionaría. Las consecuencias del golpe de Estado ya se hacen sentir directamente sobre las organizaciones del movimiento popular social. Se intenta intervenir los sindicatos, perseguir y acosar a la dirigentes estudiantiles, las centrales obreras y diversos sectores del movimiento popular.

Domingo sangriento
Más de 100 mil personas se aprestaban a recibir a Mel Zelaya el pasado domingo 5 de julio quien arribaría desde Washington. Desde tempranas horas se aprestaban y emprendieron la marcha más gigantesca de los últimos días. Sin embargo Zelaya fue impedido de aterrizar por los golpistas, debido a que estos pusieron vehículos militares en la pista de aterrizaje, ante esto los manifestantes intentaron despejar los vehículos de la pista de aterrizaje; fue entonces cuando fueron salvajemente reprimidos, el ejercito metió bala, matando dos personas, existiendo también más de 200 heridos y más de 800 detenidos producto del toque de queda que implanto el gobierno de facto.

Movilización para vencer a los golpistas
Efectivamente, sólo la movilización de las masas de Honduras, acompañada de la acción solidaria de los trabajadores y los pueblos de América Latina y el resto del mundo, puede lograr la derrota categórica de los golpistas y arrojarlos al basurero de la historia.

La negociación
A pesar de que la comunidad internacional, vía la OEA, a desconocido al gobierno de Micheletti, el papel e la OEA ha sido el de enfriar las cosas, para dialogar en un ambiente en la cual no haya protestas en Honduras, fue este el motivo por el cual se postergó el retorno inicial de Zelaya. Obama por su parte ha mostrado un débil repudio al gobierno de facto, sin embargo mantiene relaciones muy cordiales con los golpistas y continúa con la ayuda económica.

Desde el pasado 9 de julio se han iniciado una mesa de negociación entre Mel Zelaya y Micheletti a través del gobierno de Costa Rica y su Presidente Oscar Arias, un personaje que goza de la confianza de los EEUU.

La salida que propondría el Imperialismo seria el regreso de Zelaya a cambio de que este se distancie de los gobiernos de Chávez, Evo y Correa y desista en las intenciones de convocar a una Asamblea Constituyente.

La alternativa
De lo anterior se deduce que las organizaciones intencionales han buscado y buscan dilatar el tiempo para así evitar un desborde popular en Honduras.

Asimismo se actualiza la consigna de la necesidad de implementar una Asamblea Constituyente para derribar a los viejos regimenes como fue el caso de Venezuela, Ecuador y Bolivia y romper con la sumisión hacia el imperialismo. Del mismo modo esta el papel reaccionario que juegan y jugarían las burguesías parasitarias del imperio y que la única salida es la MOVILIZACIÓN GENERAL para así hacerlos morder el polvo de la derrota.

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